lunes, 28 de abril de 2008

En el nombre de los padres

"Como hombre y como padre te digo que ese chico no te conviene"
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"¿Cuándo nos presentas a tu enamorado?"
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"Sal con tus amigas pero con ese chico no"
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"¿con quién estas?. Puras mujeres nomás."

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En el nombre de los padres me rebelo contra la heterosexualidad impuesta y contra la neutralidad exigida.

Osea que se molestan unos padres por un enamorado cautivo y por otro lado se molestan los padres por tener sólo amigas.

Los padres deberían felicitarnos, abrazarnos mucho y valorarnos por el esfuerzo constante de luchar día a día contra ellos mismos, que representan un pedazo de esta sociedad que reprime. Por seguir vivos apesar del temor y la angustía de contar la verdad y de cómo contarla. Deberían comprender que no es fácil a veces decir, o mejor dicho que ellos no la hacen fácil. Deberían simplemente desear nuestro bien y no venir con el cuento de "Lo hago porque te quiero. Porque quiero lo mejor para ti".

Creo que luchar contra éstos padres es la batalla chiquita y simbólica contra la sociedad entera.

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Siete años contigo. Un día de verdad pura. En que senté a cada uno por su lado y dije "Estoy con él". Lo dije cuando ya no estabamos.

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A veces faltan agallas para decir la verdad a este pedazo de sociedad que reprime y que ordena tu vida con sus propias reglas.

No esperen siete años.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

La gran paradoja de este tiempo en que se reivindica al individuo e individua, pero eso sí las decisiones las debes tomar en base a lo que un hombre o una mujer patriarcales te dicten(la ley del padre). En esta época de la soberanía del cuerpo, este principio se vuelve una falacia al momento de actuar "en bien" a nombre de un otro y para la satisfacción sobretodo de un orden, la satisfacción de alimentar un ego paterno-materno. Yo por mi parte abogo por cortar ese cordón umbilical y vivir tu vida sin hacer daño al resto, ojo que con hacer daño al resto hablo de acciones cuya finalidad sea la intención positiva de causar daño, y no "dañar" ilusiones de un sujeto u sujeta soñada. Abogo por jugártelas y romper e irte contra la santa voluntad y la palabra sagrada, abogo por un mundo de construcciones menos rígidos...es más abogo por un mundo sin estructuras aunque de tan utópico que parezca a muchos (as) estúpida postura. Abogo por embarcarte en el primer avión con destino a la felicidad, esa felicidad que solo tú sabes cómo, dónde, cuándo y por qué encontrarla.

Elsa

Waro dijo...

abogo por el diablo. A veces los malos de la película son más interesantes. Un buen manifiesto revolucionario. Nada bueno para esta sociedad. O como dirìa Clamaro esta Alta suciedad.

HIPERION dijo...

Abogo por un día en libertad. Mirando, sin tiempo ni espacio, la puesta de sol frente al mar.
A ver quién quiere acompañarme un día de garua de junio. Lanzar sueños. REspirar fortaleza. Reir deseos. Construir rebeldía.

-s- Silencio Azul -s- dijo...

De acuerdo contigo querida Hiperion...., cuando s supone q estan para apoyarnos, no para ahogarnos con sus miedos y prejuicios productos, desgraciadamente tambien d sus propias épocas y circunstancias...en fin, supongo q no siempre es cierto eso de "d tal palo tal astilla"..., los hijos obviamente no solo hemos venido al mundo para q nuestros nos cuiden, protegan y guian sino q nosotros tambien tenemos mucho q enseñarles y mostrarles del mundo, sobre todo el de hoy... con cariño y la firmeza d nuestras convicciones, abrir nuevos horizontes en donde ellos también reflexionen y sean capaces d entender...., me niego a aceptar eso d q "ya esta viejo para cambiar"...eso es limitar y excusar tontamente la posibilidad del ser humano de evolucionar hasta el último dia d nuestra existencia.

Mili_07

Anónimo dijo...

Una marcha de piedras blancas, llantas incendiadas de arcoiris, contra los padres y los abuelos represores. Que preguntan y preguntan desde sus parámetros de lo adecuado, lo correcto, y joden y joden.

Nat dijo...

Es cierto amiga, nuestra sociedad es absolutamente represesiva pero pienso que las personas que nos damos cuenta de esto y que además, luchamos por visibilizar esta situación, somos un poquito más libres, porque podemos darnos el lujo de vivir como queramos sin prestar atención a los estereotipos y a los prejuicios, aunque cuesta, lo sé.

Me quedo con tu frase: "Lanzar sueños. Respirar fortaleza. Reir deseos. Construir rebeldía" y te acompaño un día de garúa de junio a intentar ser más libres aún y gritar!!!!....

Anónimo dijo...

Las primeras luchas por la supervivencia en el mundo se construyen en casa (con ella o contra ella)…y la memoria puede ser tan frágil que hasta ellos –los padres- también olvidan las suyas (antiguas y actuales). Conquistar el mundo en lo cotidiano es el gran reto, habrá que ganarlo a nuestro favor! Este pedazo del universo – de cielo, mar, río, aire, cama o cuerpo- es nuestro! Hay que construirlo en la exacta dimensión - de forma coherente- de nuestros deseos, amores y credos.

HIPERION dijo...

Una conquista y una construcción de nuestro mundo. Muy cierto. Luchemos por eso. Aún cuando en el camino nos vayan dando la espalda aquellos que dicen querernos.

Anónimo dijo...

Hiperion, percibo resentimiento y tristeza en tus palabras. Acaso no te han puesto al día sexualmente?
Todas las frases anteriores hablan sobre cosas bonitas, sin tener en cuenta que el mundo real es cruel, violan niños, queman gente, matan, cachan, roban, mienten, contaminan...ojala llegue el fin del mundo ya carajooooooooooooooo Eliminen a los serranosssssssss

HIPERION dijo...

TOÑITOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!

MONGOOOOOOOOOO

Nada lo tomas en serio, te pasas!

Sergio Verástegui dijo...

"¡Oh, libertad! ¿Por qué seré yo prisionero?", preguntaba Gourgaud en Santa Helena, al contemplar a su Emperador extinguirse con una parsiomonia que rebasaba su nula vocación para el martirio...

Este pasaje, recogido por la pluma del genial Emil Ludwig, plantea una serie de cuestiones que, a propósito de las líneas de Hiperión, quisiera destacar.

En primer lugar, esta el tema de la conciencia de la individualidad, que ya se ha destacado en los comentarios. La presión de los padres para que la hija adopte, llegada cierta edad, una postura "socialmente correcta", choca con los valores de la autora, que no considera aquello como esencial para su vida.

En segundo lugar, está la cuestión de las ataduras, o sea, quién las impone. La autora nos dice: sé que soy individuo o individua. Sé que soy persona. Sé que el acto de pensar, de valorar y de vivir en consecuencia es lo que define mi propia condición humana. Sé que nada de esto coincide con el ambiente en el que vivo ¿Qué hago?

Y allí, está el problema. Sé que mis padres me atan. No me gustan las ataduras. Para resolver ese problema, quiero utilizar las tres alternativas que se plantean a quienes se ven frente a un monstruo: 1) Ir a casa, cerrar la puerta, silbar y hacer como si nada hubiera pasado; 2) Esconderse bajo la cama; y 3) Enfrentar al monstruo.

Creo que, si somos adultos, tenemos la posibilidad y, el deber, de elegir entre estas tres opciones. Ser prisioneros de valores que no compartimos es también nuestra responsabilidad. Si es la lucha nuestra opción, hagámosla de forma inteligente y, si no hay ya ninguna posibilidad, elijamos vivir de acuerdo a nuestra propia concepción, lejos de lo que nos ata.

Por último, quisiera señalar una preocupación por la forma de asumir la rebeldía. Algunos personalizan tanto lo que aborrecen que se concentran en las personas, pero no en el fondo. Si la cólera se encausa sólo así, se corre el riesgo de descuidar el fondo y, en nuestra vida, representar los mismos valores contra los que luchamos.

Por eso, bien hace la autora en señalar que la familia no hace sino repetir los valores sociales, con toda su capacidad de represión. La idealización familiar ha olvidado que, como toda célula, puede ser también cancerígena.

Bien nos decía Huxley que al lado de los escenarios más sangrientos de la historia humana, como Hiroshima, Verdún o Stalingrado, podría colocarse una plaquita con este epitafio: "En memoria de los educadores del mundo [y de sus padres]"...

Anónimo dijo...

Qué distancia hay entre este blog y TULA RODRIGUEZ. El análisis en manos de JORGE BRUCE:

El cuarto de Tula
Conmovedora y reveladora la entrevista que le hiciera Michael Zárate a Tula Rodríguez, el último domingo en este diario. En lo que a mí respecta, puedo agregar que esa conversación me hizo un servicio que siempre se agradece: me permitió liberarme de un prejuicio. Los prejuicios son como parásitos que nos fagocitan la capacidad de pensar, limitándonos y estereotipándonos a nosotros más que al objeto del mismo. Tula lo describió con la claridad que solo da el haberlo sufrido en carne propia: "Lo que pasa es que acá vedette suena a prostituta, a bruta, a calabaza, a que no podemos hablar tres palabras juntas, y no es así".

Definitivamente, tras leer la entrevista, se evidencia todo lo contrario. Ya quisieran muchas personas que han tenido oportunidades educativas privilegiadas -me incluyo- poseer a los 30 años la lucidez descarnada, y al mismo tiempo, alegre de esta muchacha, capaz de autoanalizarse con gran valentía y sentido del humor respecto de su compleja trayectoria, en un país tan injusto como el nuestro. Coincido palabra por palabra cuando afirma: "Hay que ser bien hembra para pararse en un escenario en tanga y manejar a miles de personas". Pero también resulta deliciosa una historia de vida que narra por primera vez. Se trata de la anécdota de la cama apoyada sobre ladrillos que ella había ocultado con sábanas para que 'Chiquito' Flores, su pareja de entonces, no los viera. La cama se vino abajo -junto con su precaria defensa narcisista, dejándola inerme y avergonzada- cuando él depositó su corpachón encima. Él le compró una cama nueva y la armó.

Es un relato digno de Raymond Carver o Julio Ramón Ribeyro, impregnado de humanidad y sin happy ending. Cuando volvieron a encontrarse, el le confesó que debió quedarse con ella. "Gracias a Dios que no fue así", fue la directa y jocosa "venganza" de Tula, hoy una empresaria y actriz que, a los 15 años, mientras sus amigas se maquillaban para la fiesta de promoción, ella lo hacía para trabajar como mujer desfachatada en Risas y salsa.

Anónimo dijo...

Qué viva Tulita. Todas deberían ser como ella, ricas y apretaditas y vengativas también.