domingo, 20 de junio de 2010

"Mami me hubiera gustado que seas más feliz. Pero soy feliz yo".

Así dijo Maricielo Effio, actriz peruana, el día de su ansiado matrimonio luego de 10 años de relación a escondidas con su actual esposo. A escondidas porque según ella sus padres rechazaban su relación con un chico bailarin, querían que este con un médico, abogado. Y ella en esos 10 años lo escondió hasta en la maletera de su carro para que sus padres no se enteren. Finalmente, se han casado ayer. Su padre no asistió. Su madre a pesar de que no era feliz estuvo allí.

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Me conmueve este caso, porque se parece en algo a situaciones que pueden ocurrirme, tal vez.
Me conmueve también por las contradicciones que sugiere, una joven actriz, bailarina,indepediente económicamente, liberal, que ha vivido sola muchos años que aculta a su pareja por los prejuicios y deseos encontrados de sus padres.

Y tal vez eso de "conmueve" es muy suavecito, mejor decir "me revienta" las sutilezas del control o mejor dicho la víctima que se deja estrangular sutilmente o no.

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El control de género no sólo es unidireccional, de los padres a los hija e hijoos, del mismo sistema a sus individias e individuos, sino que se retroalimenta de los propios "afectadas/os" cuando no hacen nada por salir de él, porque aún no son concientes de lo que pasa o porque dicen no poder, esto también es una forma casi inconciente, supongo, de aceptar lo que sucede, avalarlo y fortalecerlo.

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