jueves, 20 de noviembre de 2008

Siempre tú, siempre yo

Querido tú:

Tantos años han pasado contigo y tú sin mi. Siempre tú preguntándo si quería estar contigo, siempre yo respondiéndo que no, que así estamos bien. Hemos tenido nuestras cosas pero nada significativo que marque cambios.

Me acostumbré a tenerte siempre, aquí y ahora, con una llamada mía definías tu vida, cambiabas planes de improviso, choteabas a quien sea. Era lindo tener un incondicional, sin ningún compromiso que cumplir por mi parte pero sí mucho que exigirte.

Mutuamente nos acostumbranos, yo a decirte que no y a pesar de eso tenerte cuando yo quisiera y tú a este amor a medias, o mejor dicho a mi medida.

Cuando estuve con H. y con J. y luego con R. y nos peleabamos o terminabamos horriblemente, te llamaba y estabas en un instante conmigo, consolándome, abrazándome y sentía nuevamente la seguridad de lo incondicional, de lo que más se acercaba a lo eterno a diferencia de mis amores muertos.

Y bueno, me da pica ver un centello en tus ojos cuando hablas de ella. Es linda y todo, pero me da pica.

Tal vez, en verdad, siempre he querido estar contigo, nose, y estaba esperando, nose bien qué o tal vez me acostumbré a ti como incondicional, nose.

Sólo se que de pronto me han entrado unas ganas de llamarte, de salir contigo, de ver como sufres cuando te niego un beso o digo nos pueden ver. A veces no puedes porque estas con ella y me siento como choteada, pero tengo en el fondo una seguridad inmensa de la incondicionalidad de tu amor y tu deseo.

Te llamo mañana. Quiero ir a ver el mar. Creo que nunca hemos ido. Quiero volar una cometa. Quiero sentir que existe el amor, aunque seamos una dispareja eterna de negaciones y presencias.


Besitos

Tu negación incondicional

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Tambien me gustaria ver el mar.
"La hemos encontrado, que? la Eternidad. Es la mar mezclada con el sol". Rimbaud

Anónimo dijo...

Empedrado mar, todavía.
Mirando la luna de Paita.
contigo tú.

Anónimo dijo...

Rimbaud me habló una vez de la belleza infernal de una diosa incalcanzable. "¿Dónde estarás?" me pregunto a veces, y te escucho responder "Aquí, dónde más. Acaso hay otro lugar".

Anónimo dijo...

Ah Rimbaud. Ah mares sin nombre, sin dueño. Ah mares que otros han visitado pero que a pesar de ello permanecen ignotos, como esperando los descubran. Ah mares que en silencio, a pesar de su negacion y de su eterna tristeza, todavia aguardan.

Anónimo dijo...

Ah mares que aguardan. Les lanzas una piedrita y de pronto se elevan y revientan en mil olas, hasta rociarte con garúas saladas. Desde el respaldar de mi cama se ve la isla, una línea de mar y el sol anaranjado y lento. El mismo sol que veíamos desde el cuarto piso de comunicaciones, desde matemáticas, desde la ventana de la caseta justo detrás del piano.
Tal vez, el mar tampoco se cansa de vernos.
Por sus aguas deben estar las esencias de las rosas rojas, de los deseos expuestos sinceramente,por alli debe estar en el mar.
Cuando cierro los ojos y respiro hondo, escucho las olas del mar.
Eterno e incansable como los arboles obstinados que no cesan de crecer a pesar de las hachas que mutilan, como los amores sinceros que mutan pero no mueren, como la amistad que sientes cerca y segura a pesar de la distancia, como tus ojos mirando los míos adivinando una sonrisa.