domingo, 16 de marzo de 2008

"Ahora si mi marido me mata"

Así escuché decir a una feminista ayer, luego de haber trabajado con gente nueva el tema de género, luego de haberlos hecho cuestionarse, meditar sobre el tema y abrir un espacio de reflexión interesante.

"Ahora sí, mi marido me mata". Yo le dije, esa frase debería estar en los papelógrafos que se han elaborado. Me explicó que hacía dos sábados que no estaba en casa, sino trabajando.

Escuché temprano a una feminista también, dichosa por haber ido a la peluqueria. Yo sonreí diciendo "qué lindo".

El año pasado, caminando por el gran Jirón de la Unión de Estocolmo con una ex-guerrillera, mirando las vidrieras y buscando en qué gastar los viáticos, la escuché decir "No quiero entrar a estas tiendas capitalistas, que fomentan el consumismo". Luego las dos entramos a comprar algo.

Recuerdo a un estudioso diciendo que no se puede criticar al sistema porque -lamentablemente- estamos dentro de él.

Y me pregunto cómo salir del sistema que criticamos sin sacrificar la propia vida, sin dejar de vivir.

Nuevamente me pregunto cómo salir de este sistema viviendo en él.
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Me preguntaron qué valoras, yo dije la diferencia y su respeto. Respeto que no es lo mismo que tolerar.

Y recuerdo, saliendo del San Antonio y esa pareja de viejitos pitucos mirándonos tan intensamente, y nosotros mirándolos también con la misma intensidad. Reconociéndonos diferentes, fuera de lugar. Y nosostros respondiéndo o tal vez yo sola respondiéndo, "estar aquí, así como estoy, es mi manera de protestar contra ti".

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¿cómo salir de este sistema que criticamos, sin dejar de vivir en él?


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Ayer también compartiéndo con gente que trabaja en el Estado, me decían, yo trabajo con fuerza no me interesa cómo debió ser la norma, lo único que me importa es hacer bien mi trabajo. No aceptaron la crítica. Y me pregunto si yo podría trabajar para el Estado sin criticar. Tal vez - como ellos dijeron- la rutina, el sueldo mensual que responde a tus necesidades mensuales, no te permite abrir un espacio para la reflexión, para encontrarle sentido a lo que estas haciendo, para ubicar tu mínima tarea en un espacio más amplio de país, de mundo.

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"Ahora sí me matan en mi casa" .... Tengo que regresar temprano.
"Ahora sí mi mamá me mata".... Tengo que esconder las pastillas.
"Ahora sí mi papá me mata"....Tengo que bajarle la basta a la falda.
"No puedo decir eso frente a mis amigas"....Tengo que decir que quiero casarme y tener hijos, sino creen que estoy loca.

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Creo que el problema más esondido se presnta en las sutilezas no en los extremos. A veces podemos controlar los extremos pero las sutilezas que se esapan como inconcientes frases, esoso son los que se quedan toda la vida. Como decir " a mi me gusta que me regalen flores o a mi me gusta maquillarme"...


Me pregunto nada más, ¿cómo salir de lo que criticamos estando tan metidos?.

¿cómo puedo protestar la ropa hombre-mujer que venden ahora y usar todo rosadito?

¿cómo criticar este rol mujer-madre y estar feliz en el baby shower de mi amiga?

¿cómo criticar las relaciones de pareja tradicionales habiéndo caido en todos los patrones, a pesar de la crítica constante?

5 comentarios:

Waro dijo...

Las respuestas a las interrogantes que planteas escapan de la cultura de la confrontaciòn radical.

Generalmente cuando se asume una posiciòn critica del mundo que te rodea (los patrones de gènero, el sistema kapitalista, la semana santa, entre otros) reprimes radicalmente algo que forma parte de uno.

Una cosa es negar y otra diferente es reprimir. Generalmente los inconformes con el sistema creen que su propuesta es una absoluta negaciòn; pero en el fondo es una represiòn.

¿Qué pasa con la represiòn? es simplemente negar algo que en el fondo es de tu agrado o todo lo contrario (como el goce: busca de displacer).

Entonces lo reprimido no desaparace y ese es el punto. Aquello que es reprimido por el consciente vuelve en forma de sintoma.

Donde esta la repeticiòn esta el sintoma.

Por este motivo, todo aquello que se reprime retorna de manera incosciente:

-Ahora sí, mi marido me mata".
-dichosa por haber ido a la peluqueria
-a mi me gusta que me regalen flores o a mi me gusta maquillarme"...

La idea no es reprimir, sino canalizar. El camino de la negaciòn dialéctica es más efectiva.

negaciòn (tesis) de la negaciòn (antìtesis)es la sintesis.

Por este motivo soy un machista cortes: no reprimo, sino que articulo lo mejor de las dicotomias.

Caer en dicotomia es repremir algo de uno. El cual retorma sin que se la llame.

Anónimo dijo...

Seré también un racista cortes?
Seré también un xenófobo cortes?

HIPERION dijo...

¿uN HOMOFÓBICO CORTES?...
"¿por k escondes tu machismo tras ¿una falsa cortesía?"...
Como cuando vas a un restaurant vegetariano y pides biteck a lo pobre y te dan soya o tofu, y tú dices esto no es carne, deberia llamarse otra cosa.
Es lo malo de las polaridades, de las dicotomías, de los contrarios, necesariamente debes elegir estar de un lado u otro. No hay medias tintas. ¿O tal vez sí?

Nat dijo...

Me quedo con tu frase: "tolerar no es lo mismo que respetar". Me has hecho pensar acerca de cuál es la actitud que debemos adoptar hacia "el sistema", llámese capitalismo, llámese "machismo" (que para nada es un sistema pero me acomoda usarlo así para efectos del comentario), etc. Qué actitud debemos tomar hacia las personas que compran compulsivamente exacerbando el consumismo, hacia las personas machistas; ¿debemos tolerarlos o respetar su postura?, ¿qué es lo queremos, que se respete o que se tolere nuestra postura?. Aún no tengo una respuesta, pero me has hecho pensar...

Waro dijo...

Uno puede ser muchas cosas. Como por ejemplo ser un anònimo cortès.

Para evitar el relativismo absolutamente cultural aclaro lo siguiente:

La ecuaciòn social para definir al machista cortès es: "LO CORTES NO QUITA LO VALIENTE, PERO TAMPOCO LO MACHISTA".

El machista cortès es una tipologìa que sirve para diferenciar el gran universo de machistas. Hay para todos los gustos. Y uno de ellos son los corteses.

La idea no es esconder el machismo. Para hacerlo sòlo hay que ser corteses. Lo cortesen el fondo esconde lo machista. Por este motivo, yo lo delato como machismo cortès.

Si el racista, el xenòfogo y el homofòbico son machistas entonces existen posibilidades que sean corteses. Eso es preferible que
los racistas, xenòfogod y homofòbicos sean machistas brutales, nada corteses.

Si tolerar no es lo mismo que respetar, entonces no es tolerancia en el sentido amplio del concepto.

Reformulo la pregunta de Hiperion:

¿Por què se esconde la falta o ausencia de respeto al Otro (machista cortès, entre otros) tras ¿una falsa tolerancia?

Que pases una buen Semana Tranca.