domingo, 3 de febrero de 2008

Lo que me queda de dignidad

"De orgullo. De respeto a mi mismo".

No llamo. No escribo. No digo. Me enfrasco. Me voy.


Lo que me queda de orgullo es desamor.

Lo que me queda de respeto es innacciòn.

Lo que me queda de seguir es no ser mujer que espera.

Lo que me queda de todo esto es una sarta de dudas de gènero.

De mujeres que soñadoras me hablan del principe azul, de que no hay muchos como èl.
De hombres que dicen màndalo a la mierda, si te quiere volverà.


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"Tienes un problema con el principe azul"
Claro , desde que nacì mujer y me impusieron una imagen de principe azul...hasta de principe nomàs.

Tengo un problema.

3 comentarios:

Sergio Verástegui dijo...

Bettina:

De todas las tentaciones académicas, la de moralizar es, tal vez, la más insufrible. La vida no se parece a las moralejas sino a la vida misma, como nos recordó el tortuoso Bradbury.

Por eso me encanta tu blog. Apruebo la postura combativa, pero no siempre es la mejor. A veces, un poco de salsa a la Voltaire, de mofa a lo Saint-Simon o de acidez a lo Scorza, muestran mucho mejor una realidad tan evidente como la que tratas en este espacio.

Tú expresas un estilo diferente, como aquel que, de pronto, se encuentra con un mundo cuyos códigos no puede entender. El desconcierto de Gulliver ante el país de los caballos sabios podría explicar, en parte, lo que siento al leer tus escritos.

Los repulsivos yahoos, que en muchos sentidos todavía somos, deben ser desterrados para siempre. Y qué mejor que renunciar al ariete y a la bofetada, para lograrlo.

Sigue adelante...

HIPERION dijo...

Mi querido, este blog nace a patada de caballo, con la carcajada a cuestas, con las penas de las cadenas que poco a poco se van cortando. Además, de la mano de los amigos y amigas que van nutriendo todo esto. Nace de la broma que duele porque es burlarse de uno mismo. NAce de la cólera porque es cólera hacia uno mismo. Nace de la fuerza por seguir criticando hasta lo mínimo hasta lo máximo. Y darle vueltas alas cosas cotidianas, en donde residen según yo las cosas importantes de la vida. Y en verdad los grandes cambios. Este blog es pregunta no respuesta, es crítica y comentario, nada de posturas definidas.

Sergio Verástegui dijo...

¡Por supuesto! Eso es precisamente, lo que siento al leerlo. Muchas personas suelen transmitir sus sentimientos y pensamientos dictaminando. Admiro mucho más a quienes, como tú, nos cuentan la vida, sus males y temores, así como se presentan.

La gente no se pone máscaras especiales para pronunciar lo terrible y es también cierto, como dices, lo de las risas y los llantos... ¿Quién podría decir que jamás rió entre lágrimas?

¡Felicitaciones!

P.D: Me encantó el relato del escote de la abogada... Diste en el clavo